El proceso de enseñanza aprendizaje sólo es
eficaz si se da a través de la relación entre lo cognitivo y lo afectivo. Los
sujetos que participan en el proceso tienen necesidades, intereses y
motivaciones que influyen en la relación alumno- profesor. Por un lado, no
basta con que el profesor domine el contenido a impartir sino que sepa
comunicarlo de manera afectiva, debe conocer las necesidades e intereses de sus
alumnos, dándole una participación activa en el proceso, escuchando sus
sugerencias, opiniones y problemas. Por otro lado, los alumnos deben estar
motivados por la actividad de estudio, para que tenga lugar en ellos un proceso
eficaz de asimilación del conocimiento. Para lograrlo la comunicación que se
desarrolle debe ser dialógica, participativa, reflexiva y con empatía. “Por eso
sólo el diálogo comunica. Y cuando los polos del diálogo se ligan así con amor,
esperanza y fe uno con el otro, sólo así hay comunicación” (Freire, 1976:104)
En lo anterior expuesto se denota que el método actúa como facilitador de la comunicación y de la educación emocional, entendida ésta como “la habilidad que implica la comprensión de nuestras emociones y de las de los demás y de cómo se las puede expresar mejor para lograr el desarrollo personal.” (Steiner,1998:250). El método no sólo contribuye a la realización de los valores del contenido, sino que al permitir la actividad, la relación interpersonal hace coherente el comportamiento mediante diferentes técnicas que el profesor debe conocer y utilizar en dependencia de los objetivos a alcanzar y de las características del grupo.
En lo anterior expuesto se denota que el método actúa como facilitador de la comunicación y de la educación emocional, entendida ésta como “la habilidad que implica la comprensión de nuestras emociones y de las de los demás y de cómo se las puede expresar mejor para lograr el desarrollo personal.” (Steiner,1998:250). El método no sólo contribuye a la realización de los valores del contenido, sino que al permitir la actividad, la relación interpersonal hace coherente el comportamiento mediante diferentes técnicas que el profesor debe conocer y utilizar en dependencia de los objetivos a alcanzar y de las características del grupo.
El sujeto del aprendizaje coincide con el sujeto de la valoración, pues ambos procesos coexisten en un proceso de reproducción ideal de la realidad. En el contenido (conocimiento, habilidad y actitud) se expresa esa realidad, la que en sí misma posee un significado social y humano y por supuesto el profesor debe conocer, planificar, seleccionar y enseñar en el proceso, desarrollando la capacidad de valoración para que el estudiante se apropie de lo mejor de su cultura. Es importante que el profesor haga explícito en el proceso al estudiante el valor educativo de cada contenido.
Conocer las condiciones previas del alumno tanto desde el punto de vista cognitivo como afectivo es de suma importancia para que el profesor pueda a partir de éstas encaminar su trabajo futuro en ese estudiante o grupo, y darle un nuevo sentido a sus relaciones, teniendo siempre presente “que el conocimiento trata siempre de lo general y las circunstancias son particulares y con frecuencia las conexiones entre ambos casos no son evidentes, al menos para el alumno.” (Broudy. 1977; 194) De ahí la importancia del diagnóstico participativo de manera permanente como parte del proceso.